Capítulo 21 – Nicolau Casaus y la Penya Solera

Tal como se explicó en el capítulo anterior, como presidente de la Peña Solera, Nicolau Casaus tenía mucha influencia. Casi era un directivo del Club pese a no ostentar ningún cargo seguía al equipo en casi todos los desplazamientos y tenía amistad con los jugadores nuevos y con los veteranos que ya estaban, o habían estado, dentro de la peña. También ganó mucha popularidad entre los aficionados porque salía en varias entrevistas y medios de comunicación. Contradictoriamente, cuando por fin fue vicepresidente del FC Barcelona tras las elecciones del 1978, él siempre declaraba que las peñas tenían que ser un apoyo incondicional y nunca un poder externo del Club. El problema era que estas declaraciones no estuvieron en ningún momento alineadas con sus acciones mientras fue presidente de la Penya Solera.

En su época dorada, la década de los 50, el ambiente que se vivía en la peña era extremadamente relajado y, muy a menudo, se los veía con aficionados del Espanyol y de otros clubes catalanes en un clima de sana camaraderia. Sobre todo, se buscaban siempre experiencias lúdicas de la vida, como la que explica Frederic Porta en su Barça Inèdit: “Los socios se disfrazaron en Carnaval (prohibido durante el franquismo por imposición de la Iglesia Católica) y se fueron de ronda por los cabarés. Por el camino, recogieron a un burro abandonado y, después de circular con el animal por la ciudad a remolque de un Topolino, lo subieron al local de la peña en la torre Urquinaona, con el consecuente escándalo de los vecinos”.

Casaus como vicepresidente

A partir de 1978, Nicolau Casaus fue nombrado vicepresidente del FC Barcelona dentro de la directiva de Josep Lluís Núñez y, trece años después, en medio de una fuerte decadencia, la Peña Solera Barcelonista se disolvía. Lo hacía dejando atrás toda una historia de impulsos no exentos de polémica, pero, sobre todo, un legado barcelonista que ha servido de plataforma de lanzamiento del movimiento peñístico actual.

Durante su mandato, hay que destacar algunos hechos o anécdotas tal como nos explica el periodista Josep Maria Ducamp en un artículo del 10 de agosto de 2007 en El Periódico:

“En una ocasión fuimos juntos, creo que fue en Arenys, para intervenir en un coloquio. Fuimos ambos con el coche del presidente Agustí Montal, acompañados por quién era mi director en el diario ‘Dicen’, Julián Mir. Aquella noche, Montal me regaló un reloj con el escudo del Barcelona y Casaus, mirándolo de reojo y con indestructible corte británico, cuchicheó al presidente: ‘Yo no lo tengo’».

Casaus no podía presentarse a las elecciones que hubo durante la época franquista por su pasado político y también por la condena que se le aplicó, aunque en más de una ocasión se lo propusieron.

Tal como explica Ducamp, su conocimiento de todo el entorno social del barcelonismo, e incluso del deporte en general, lo llevó incluso a “aconsejar determinadas pautas de comportamiento a aquellas juntas a las cuales no era afín, sino un firme opositor. En cierta ocasión, el Barça fue requerido para visitar en audiencia especial a Franco, y Casaus les aconsejó que llevaran a Samitier. No le hicieron caso. Fueron a Madrid y cuando se abrió la puerta de la antesala donde esperaban los dirigentes azulgrana y apareció el Jefe de Estado, lo primero que preguntó fue: ‘¿Y Pepe? ¿No ha venido Pepe?’. Franco tenía devoción por Samitier, y este era uno de los pocos en todo el Régimen que se atrevía a hacerle bromas. Días después, tuvieron que enviar a Samitier con el capitán de las Cinco Copas, Marià Gonzalvo.”

Luces y sombras con las directivas y las peñas

Es evidente que, cuando Ducamp habla de las “juntas a las cuales no era afín”, se refiere en concreto a Agustí Montal Galobart, el presidente de las Cinco Copas. También se mostró opositor a Enric Llaudet y Agustí Montal y Costa, ya en los 60 y 70. En cuanto a las directivas con las que tenía afinidad, también se explica que el presidente Narcís de Carreras, en 1968, lo premió autorizándolo a representar oficialmente al Club en los actos con socios y peñistas.

Con fervientes admiradores y firmes críticos contra su figura, Nicolau Casaus estuvo 22 años de vicepresidente bajo la presidencia de Josep Lluís Núñez, y hay que reconocer que nunca ha pasado desapercibido. Por un lado, se mostró un firme defensor de las peñas, pero del otro fue totalmente contrario a reconocer cualquier agrupación, federación o confederación de estas, considerando que solo con el trato “peña a peña” se podría evitar cualquier motín contra la junta directiva del momento. Son luces y sombras de una figura que ha pasado a la historia del FC Barcelona y de sus peñas.